jueves, 1 de marzo de 2012

EL EFECTO MOZART

Cada día se están encontrando más evidencias científicas, de niños que en su fase intrauterina y, después de nacer,  son demasiados sensibles a la música  y ésta a su vez favorece enormemente el desarrollo neurológico. Actualmente los investigadores, están de acuerdo  de que el oído es el primer órgano  que se desarrolla a nivel embrionario, empezando  a funcionar activamente a partir del cuarto mes.  Las afectaciones que tiene el cuerpo del niño sobre sí mismo y sobre los otros es fundamental para comprender los efectos que tiene la música, la comunicación, el juego y las actividades creativas sobre la sensibilidad y el afecto.  Los ritmos del corazón de la madre y los sonidos del contexto intrauterino en términos sencillos producen la música.

 
La música de Mozart con respecto a la de otros músicos posee unas propiedades muy particulares que la distinguen, pues los ritmos, las melodías, la métrica, el tono, el timbre y las frecuencias de su música  logran estimular el cerebro humano, especialmente en aquellas  zonas relacionadas con  el hemisferio derecho (función espacio-temporal). Además  el secreto del “efecto Mozart”  radica  en que los sonidos de sus melodías son simples y puros.

El efecto Mozart se produce debido a los ritmos, melodías y frecuencias altas de su música, siendo sonidos altamente armónicos que metafóricamente actúan como un relato o un cuento de hadas, estimulando  tanto el neo-córtex, como el sistema límbico; permitiendo de esta forma que la persona que escucha la música vibre de una forma cognitiva y emotiva. La música no sólo activa las redes neuronales, sino que incide también  en la  concentración, la atención  y la  memoria, fundamentales para el proceso del aprendizaje.

  Es de aclarar que no toda la música de Mozart produce dichos efectos, sólo aquella de frecuencia alta  como la sonata para dos pianos en re mayor y los conciertos  para violín 3 y 4 son recomendables, para producirnos efectos a nivel cognitivo, pues la música simple y repetitiva  no ensancha el cerebro humano(Plasticidad cerebral), produciendo efectos inclusive contrarios.
Es posible plantear que puede existir una música para el cuerpo, otra música para el espíritu, la primera permite activar la totalidad corporal, siendo los géneros relacionados con la salsa o el rock en nuestra cultura, los que logran  redisciplinar el cuerpo de tal forma que puede permitir la recuperación  del equilibrio y del estado emocional de los sujetos en forma transitoria, originando  de esta forma estados liberadores del estrés. Por el contrario la música para el espíritu de Mozart, ha hecho aportes muy significativos, en lo relacionado con la estimulación de la interioridad humana, más que con el cuerpo físico; es decir, produce estados de distensión neuronal propicios para la creatividad.









Beneficios de La Musica2[1]

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